CUESTIONARIO
1) En el primer texto se plantea un conflicto de intereses de enorme transcendencia para la salud humana. Resúmelo en un par de líneas.
- El primer texto habla sobre como las multinacionales se encargan de llevar a cabo la financiación de patentes solo para su beneficio, ya que la investigación de estas necesita bastante dinero, por ello los países pobres no pueden llevar a cabo estas investigaciones y lo que ellos desarrollan son genéricos que también son capaces de salvar vidas. Es decir, este texto habla entre la competencia entre patentes y genéricos, estos últimos más baratos.
2) Reflexiona, investiga en Internet y plantea algún modo de poder resolver esa contradictoria e injusta realidad.
- Para investigar sobre esto he accedido a una página que me ha ayudado con este tema.
- Los laboratorios, al realizar la patente, lo que esperan es recuperar la inversión que han gastado en ella, pero que quedaría fuera del alcance de países pobres; en contraposición, el genérico, permitiría acceder a él a todos los seres humanos que lo necesiten.
- Por ello, en mi opinión, yo creo que se tendría que generalizar la producción de genéricos, ya que pueden llegar a realizar la misma función con una patente y con el genérico se podría salvar tanto a personas de países ricos como de pobres, y esto sería un pequeño paso para que no hubiese diferencias entre los países subdesarrollados y los que ya están desarrollados.
3) Redacta una breve semblanza del investigador que se cita en el segundo artículo y de la transcendencia de su iniciativa y de su trabajo.
- MANUEL ELKIN PATARROYO: Nacido en Colombia el 3 de noviembre de 1947, estudió Medicina en la Universidad Nacional de Bogotá y completó sus estudios mediante varios viajes a la Universidad Rockefeller de Nueva York.
En un principio, muestra mayor interés en el estudio de los marcadores genéticos, comprobando que existen factores internos dentro del organismo humano, de carácter genético, que predisponen a la adopción de determinadas infecciones.
En esta misma línea de trabajo, logra determinar en 1979 las características genéticas que hacen a un sujeto ser más vulnerable ante determinadas enfermedades infecciosas, como la lepra, la tuberculosis o la fiebre reumática. Con ello, permite abrir una vía nueva de investigación en la lucha contra estas enfermedades, pues se puede pensar en una medicina preventiva que se centraría fundamentalmente en los sujetos predispuestos genéticamente a contraerlas.
Más adelante, da un cierto giro a su carrera al centrar su investigación en el estudio de las vacunas, fundamentalmente contra la malaria, enfermedad que afecta a millones de personas en el mundo y que afecta, casi exclusivamente, a las poblaciones del Tercer Mundo, donde las condiciones sociales, económicas, higiénicas, ambientales y alimentarias dificultan, cuando no propagan, la erradicación de la enfermedad. Sus trabajos de laboratorio le permiten descubrir un primer prototipo de vacuna, a base de la combinación de varias proteínas sintetizadas mediante un proceso denominado SPf66. Con ello, Patarroyo no sólo halla un principio capaz de prevenir el contagio de la enfermedad, sino que descubre también un procedimiento para desarrollar íntegramente en laboratorio una vacuna.
Aunque la eficacia de la vacuna contra la malaria no es todo lo aceptable que se podría desear, pues según los estudios se sitúa en un porcentaje de entre el 40 y el 60 % de los pacientes inoculados -en niños menores de 5 años puede alcanzar el 77 %-, no obstante los resultados permiten albergar notable esperanzas acerca de la erradicación de la enfermedad, más aun cuando nuevas investigaciones en curso terminen por perfeccionarla.
Otro hecho que honra a Manuel Patarroyo es su negativa a ceder o vender la patente de su vacuna a las multinacionales farmacéuticas, pues es consciente de que esto elevaría considerablemente el precio del producto final y perjudicaría especialmente a los más desfavorecidos, aquellos a quienes va dirigida. Consecuentemente, donó su descubrimiento a la Organización Mundial de la Salud.
Actualmente desarrolla su investigación en su laboratorio de Colombia, en condiciones de cierta precariedad. Las dificultades económicas que atraviesa han puesto en peligro la supervivencia del centro, pues una deuda contraída con algunas instituciones financieras amenaza con embargar el laboratorio.
Su investigación la realiza de manera conjunta con el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) español desde 1990. Su labor le ha valido se galardonado en 1994 con el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica. Dos años más tarde consiguió la ciudadanía española.
En un principio, muestra mayor interés en el estudio de los marcadores genéticos, comprobando que existen factores internos dentro del organismo humano, de carácter genético, que predisponen a la adopción de determinadas infecciones.
En esta misma línea de trabajo, logra determinar en 1979 las características genéticas que hacen a un sujeto ser más vulnerable ante determinadas enfermedades infecciosas, como la lepra, la tuberculosis o la fiebre reumática. Con ello, permite abrir una vía nueva de investigación en la lucha contra estas enfermedades, pues se puede pensar en una medicina preventiva que se centraría fundamentalmente en los sujetos predispuestos genéticamente a contraerlas.
Más adelante, da un cierto giro a su carrera al centrar su investigación en el estudio de las vacunas, fundamentalmente contra la malaria, enfermedad que afecta a millones de personas en el mundo y que afecta, casi exclusivamente, a las poblaciones del Tercer Mundo, donde las condiciones sociales, económicas, higiénicas, ambientales y alimentarias dificultan, cuando no propagan, la erradicación de la enfermedad. Sus trabajos de laboratorio le permiten descubrir un primer prototipo de vacuna, a base de la combinación de varias proteínas sintetizadas mediante un proceso denominado SPf66. Con ello, Patarroyo no sólo halla un principio capaz de prevenir el contagio de la enfermedad, sino que descubre también un procedimiento para desarrollar íntegramente en laboratorio una vacuna.
Aunque la eficacia de la vacuna contra la malaria no es todo lo aceptable que se podría desear, pues según los estudios se sitúa en un porcentaje de entre el 40 y el 60 % de los pacientes inoculados -en niños menores de 5 años puede alcanzar el 77 %-, no obstante los resultados permiten albergar notable esperanzas acerca de la erradicación de la enfermedad, más aun cuando nuevas investigaciones en curso terminen por perfeccionarla.
Otro hecho que honra a Manuel Patarroyo es su negativa a ceder o vender la patente de su vacuna a las multinacionales farmacéuticas, pues es consciente de que esto elevaría considerablemente el precio del producto final y perjudicaría especialmente a los más desfavorecidos, aquellos a quienes va dirigida. Consecuentemente, donó su descubrimiento a la Organización Mundial de la Salud.
Actualmente desarrolla su investigación en su laboratorio de Colombia, en condiciones de cierta precariedad. Las dificultades económicas que atraviesa han puesto en peligro la supervivencia del centro, pues una deuda contraída con algunas instituciones financieras amenaza con embargar el laboratorio.
Su investigación la realiza de manera conjunta con el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) español desde 1990. Su labor le ha valido se galardonado en 1994 con el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica. Dos años más tarde consiguió la ciudadanía española.
4) También en el segundo texto se ofrece un dato significativo acerca de las vacunas ya descubiertas. Aporta alguna opinión respecto en la relación con el mundo de la medicina y la ciencia en general.
- En el texto aparece, que desde 1884, solo se han creado 13 vacunas que puedan frenar la malaria, dato que es muy pequeño, ya que es una enfermedad que en los países subdesarrollados se llega a millones de personas cada año.
- En mi opinión yo creo que la ciencia y la medicina, especialmente, se centra en la cura de enfermedades que aparecen más en los países desarrollados, como es el caso del cáncer, y deja de lado, por decirlo de algún modo, aqullas enfermedades que afectan a países pobres.
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